La clase

CRÍTICA REFLEXIVA SOBRE LA PELÍCULA “LA CLASE”

          Esta película narra las vivencias en una clase de lengua, de un instituto de París, de estudiantes conflictivos de catorce a quince años, de diferentes culturas y razas, como la francesa, marroquí, somalí, subsahariana y china.

          El profesor de lengua, tutor de los alumnos de esa clase, en la toma de contacto con sus compañeros intercambia apreciaciones sobre los alumnos con los que van a convivir durante el curso: “Éste es simpático… ésta no es nada simpática… con aquél ten cuidado”. A nuestro de ver es una ventaja el conocer como es cada alumno, pero también en algunos casos estas particulares valoraciones pueden ser equívocas. 

        Al comenzar la clase, le dice a sus alumnos que doblen un folio y pongan su nombre y apellido, a lo que algunos alumnos cuestionan que para qué, que el ya los conoce. El profesor tiene que razonarles que es para que se conozcan entre ellos, que más de la mitad de los alumnos son nuevos.

         Este episodio es continuo en la clase, siempre cuestionando la lengua, el porqué se dice de esa manera, porqué se emplean ciertas formas verbales que ni ellos ni sus ancestros han utilizado, porqué tienen que hacer un autoretrato, que eso es algo personal y que a nadie le interesa. Mandó leer un texto a una alumna y esta le dijo que no lo iba a leer, que porqué se lo tenía que decir a ella, si es que le tiene manía, y así sucesivamente.

          La falta de respeto y educación en clase por parte del alumnado era continua, tuteaban al profesor aún sabiendo que las normas del instituto lo prohibían, el desconocimiento cultural era elevado, eran indisciplinados y actuaban de mala fe.

          La franqueza del profesor, sus valores, su interés en motivarles un día tras otro, conversar con ellos, obligándoles a pensar y razonar sus ideas tratarles con respeto, poder enseñarles no solo la materia si no un poco de la vida sorprende a este alumnado conflictivo, que al principio no acepta sus métodos.

          Circunstancialmente, se crea un conflicto en la clase con un senegalés, que no presta atención en clase y tampoco suele formar parte de las actividades, que por sus malas formas y su continuo rechazo a la aceptación de las normas del sistema educativo, termina siendo expulsado del instituto, muy a pesar de los intentos de este buen profesor de aplicar el “espíritu de la ley y no la ley”.

          Cuando el profesor les pregunta a los alumnos sobre lo que habían aprendido, recibe distintas respuestas. Unas que si han aprendido y están contentas, otros que lo que han aprendido para que sirve y, la que más le impactó fue la de una alumna que dijo que no había aprendido nada, que no sabia lo que iba a ser el día de mañana.

          Creemos que este profesor ha hecho un buen papel al dedicarse más a comprender, enseñar y motivar a esta diversidad étnica de alumnos, que no se siente cómodos en su marginalidad europea, obviando las normas rígidas del sistema educativo establecido.

        Podemos concluir diciendo que aunque exista diversidad en los alumnos que nosotras "futuramente" tendremos en nuestra clase, si pones empeño y dedicación la diversidad puede ser algo con muchas cosas buenas aunque creamos que no. Por ello como futuras pedagogas antendermos a la diversidad con esfuerzo y dedicación, porque como se suele decir "todo al final tiene su recompensa" aunque algunas veces salga bien y otras no, todo es intentarlo.